miércoles, 2 de octubre de 2013

October .... nice to meet you

Llego el mes tan esperado por mi, este octubre tiene un simbolismo muy profundo el paso de la decepción al luto y del luto al renacimiento.
Siempre dije que soy una flor de verano, florezco en primavera cuando los rayos del sol revitalizan mi piel, mi pelo, me siento bien, me gusta el calor, me gusta el sol, me gusta imaginarme un lugar cubierto de flores (no tanto de mariposas ya que no me agradan) , Octubre es el mes donde dije Basta al sometimiento.
Septiembre y octubre son los meses donde empieza a salir el pimpollo que terminará siendo flor, el agua y el sol son la fuente de alimento, lo siento en el aire, el sex appeal se va incrustando por mi piel, desplego una sonrisa natural , de felicidad, mis grandes ojos adoptan una forma chinesca por la constante risa y mi piel se vuelve luminosa, suave y fuerte. Típico empiezan a florecer los romances, toda la energía se libera y el mundo está ahí para introducir los cambios...
Pensaba en las muchas personas que nos sentimos bien y joviales con los días primaverales y el verano, fue en octubre cuando apareció una de las personas que marcó a esta tigresa y la hizo caer en las redes del amor, logrando por primera vez una conexión total y equilibrio absoluto con mi ser.. entre tigres nos entendemos, entre tigres lo mas arriesgado que nos puede pasar es lastimarnos con las garras, así te recuerdo y me quedo con ese momento donde sucumbí ante tus lindos ojos celestes.
Empieza a florecer el alma, creyendo que jamás volvería a sentir ese calor en el corazón , apareció un el tigre que me trajo de vuelta al mundo, jugamos en la extensa jungla cual cachorros y nos entregamos sentimientos mutuos, pero el miedo a conocer las debilidades del otro terminó siendo motivo suficiente para dejar todo en stand by. Sin embargo, recuerdo que en ese momento me trajiste de vuelta, despertaste la mujer que siempre fui y que procuré ser a lo largo de todo este año.
Recuerdo sentirme una muñequita, sonriente, mirada inexpresiva, recuerdo sentirme con muchos miedos dentro mío, inseguridades, no es fácil volver a la jungla siendo un gatito domesticado. Sin garras, sin instinto, sin saber como interpretar el movimiento de los bigotes y con grandes probabilidades de perder una de las vidas felinas en el intento de caer bien parada.
Puedo decir que el cuerpo jamás olvida, y la mente se encarga de guardar información que en el momento que necesitemos , recordaremos a la perfección.
Por mero instinto las garras crecieron, los ojos se enfocaron, los colmillos crecieron y el cuerpo agazapado esperaba para dar el golpe en el momento justo. No puedo explicar como sin darnos cuenta empezamos a recordar la exacta forma de movernos para no ahuyentar a la presa. Somos más sabios sabemos que la rama que cruje probablemente no soportará nuestro pero cuando deseemos pasar sobre ella, pero también aprendimos que podemos saltar más alto de lo que creíamos y que podemos llegar hasta donde antes creíamos era imposible.
Aprendemos que nuestro cuerpo habla y que la energía se revitaliza cuando termínanos de tocar fondo.
Yo aprendí que un tropiezo por más grande que sea debe alentarme a levantarme y seguir caminando, solo prestando un poco más de atención para evitar lastimaduras grandes.